ARQUEOLOGÍA DEL PLURALISMO POLÍTICO MODERNO. El concepto de partido en España (1780-1868).
El libro rastrea el desarrollo de la voz partido durante el siglo en que este término comenzó a adquirir su contorno semántico moderno (1780-1868). Los cambios operados en este concepto están inevitablemente conectados con la convulsa historia política que caracteriza buena parte del siglo XIX español. Ambos niveles, el meramente conceptual y el propio de los acontecimientos políticos, están íntimamente vinculados, formando parte de una misma realidad en la que los cambios que se producen en uno de los planos tienen simultáneamente una doble relación de causa y efecto con el otro. En este sentido, resulta imposible concebir un régimen parlamentario con partidos sin la existencia de un lenguaje capaz de referirse a esa realidad.
La voz partido adquirió de este modo en la modernidad tardía, junto a un sentido heredado, que de forma laxa hacía referencia a una división en el seno de una comunidad, dos perfiles básicos mutuamente excluyentes nacidos al calor de la nueva época que principiaba con la Revolución francesa.
El primero de ellos remite a una división política irreconciliable en torno a los modelos de Estado. Las relaciones entre los partidos se conciben en esta línea de significado como un juego de suma cero. En el segundo caso, por el contrario, los partidos se hallan insertos en un marco institucional compartido que regula sus relaciones y pone límites a su libertad de acción. Ambas líneas semánticas adquirieron rasgos identificables a finales del siglo XVIII, aunque será a partir de la muerte de Fernando VII cuando aceleren su desarrollo.
A estos dos tipos ideales básicos se sumará en los años cuarenta un tercer modelo sustanciado en el oxímoron "partido nacional". El arco temporal que comienza en 1834 y se prolonga hasta 1868 es testigo, por tanto, de la condensación máxima del concepto en sus distintas variantes.