ESTADO COMO INTEGRACIÓN, EL. Una controversia de principio.
Kelsen, el más influyente teórico del Derecho del siglo XX, polemiza en esta obra contra Smend, uno de los más destacados teóricos alemanes del Estado.
Smend explica el Estado como resultado de un común sentimiento de pertenencia de los ciudadanos a una realidad espiritual aglutinadora y considera que el Estado es tanto más real y pleno cuanto más se ve esta «integración» acrecentada y proyectada en torno a símbolos, procesos y poderes, cuanto más efectiva es la identificación del ciudadano con esa realidad suprapersonal en la que la «vida» política de la comunidad cristaliza. La Constitución, para Smend, tiene la doble condición de ser reflejo de esa previa «integración» e instrumento de su desarrollo.
Todo lo opuesto a los
planteamientos de Kelsen, para quien el Estado nada es al margen o previamente
al ordenamiento jurídico que regula la vida de un grupo de personas en un
territorio, personas y territorio que forman parte de un Estado en cuanto caen
bajo el ámbito de validez de un determinado ordenamiento jurídico, de la que se
deriva la validez del resto de las normas. Kelsen rechaza cualquier intento de
asimilar el Estado a un organismo suprapersonal o de asignarle una identidad
parangonable a la de un ser natural. Tales intentos esconden, en opinión de
Kelsen, el propósito autoritario de reforzar la acrítica sumisión del ciudadano
al poder.