NEUROCIENCIA Y PROCESO JUDICIAL.
La neurociencia parece estar delimitando de forma -quizás- inevitable las fronteras del conocimiento humano de la realidad, constatación que está influyendo ya decisivamente en el estudio del proceso judicial.
Actualmente es obligado saber qué es la fMRI, o resonancia magnética funcional por imágenes, para conocer los últimos avances prácticos -es difícil decir teóricos- tanto en materia probatoria como en la elaboración del juicio jurisdiccional. Hoy en día podemos averiguar aspectos relevantes para el juicio que hasta ayer mismo eran ciencia ficción.
Está comenzando a determinarse, por ejemplo, si la configuración orgánica cerebral de una persona le ha llevado, no ya a cometer un delito, sino a actuar de una determinada manera, lo que encierra ventajas enormes, pero también riesgos igual de relevantes. También empieza a ser posible averiguar el grado de sufrimiento anímico de una víctima, lo que resulta esencial en el cálculo de los daños morales. Asimismo hay quien investiga, con esta técnica, en el campo de la detección de mentiras. Aunque esto último todavía está lejos de ser una realidad científica, se vislumbra que existe, al menos, cierto camino por recorrer.
Este libro aborda todas esas cuestiones, junto a las no menos importantes en torno al estudio de la voluntad humana, determinante para la propia existencia del Derecho, así como a la puesta en cuestión de las nociones habituales de imparcialidad o valoración de la prueba, entre otras. En definitiva, se abre una nueva fase en el estudio del enjuiciamiento con la que todos los juristas, inevitablemente, nos tendremos que enfrentar. De hecho, como seres humanos, ya nos enfrentamos con la misma, aunque sin ser conscientes de ello.