SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA. Aspectos científicos, éticos y juridicos.
La anticoncepción, englobada
dentro del concepto de salud reproductiva, comprende todas aquellas acciones, de
índole física, química, médica o quirúrgica encaminadas a separar el hecho de la
sexualidad coital vaginal heterosexual de la procreación. Su fundamento y
objetivo es evitar la aparición de un embarazo no deseado como producto de una
relación sexual.
La anticoncepción, antigua como el hombre, ha tenido una
evolución, como otras parcelas del saber humano, alejada de fundamentos
científicos hasta hace dos siglos, y, fundamentalmente, en la segunda mitad del
siglo XX experimenta su desarrollo científico. Igualmente, se trató de un tema
individual hasta que pasó a tener una trascendencia social y participación de
otras disciplinas (demográfica, ideológica, política, económica, etc.) cuando el
incremento demográfico comenzó a no poder equilibrarse por las defunciones
naturales o los movimientos migratorios.
Actualmente, el derecho a una información adecuada y a una
prestación en anticoncepción es reconocido entre los demás derechos humanos por
multitud de documentos y tratados internacionales. A pesar de ello, existen
enormes desigualdades en el acceso a este derecho.
La anticoncepción con métodos hormonales (AH) se engloba
dentro del conjunto de métodos anticonceptivos, siendo uno de los más utilizados
por la población mundial. Es el cuarto método más usado en el mundo y el segundo
en España. Su objetivo más destacado es el de evitar la ovulación femenina,
evitando, por lo tanto, la fecundación y el embarazo. Se desarrolló a partir del
pasado siglo, alcanzando su máximo hito con la autorización por la FDA, en 1959,
en EE.UU., del primer anticonceptivo hormonal combinado, la píldora Enovid 10,
compuesta por 150 µg de mestranol y 10 mg de noretinodrel. La aparición y
difusión de este tipo de anticoncepción supuso un cambio social sin precedentes,
especialmente para las mujeres, que pasaron a poder controlar su fertilidad y
decidir libremente, y al margen de su actividad sexual, el momento de su
maternidad. A Europa llegó en 1961 con la comercialización de Anovlar y unos
años más tarde a España, aunque como regulador menstrual, puesto que la
anticoncepción fue ilegal hasta 1978.